Hoy visité Costa Ballena en Rota, tras una corta y decepcionante visita a El Bercial en El Puerto de Santa María, donde había obras y por tanto no había actividad interesante de aves. Afortunadamente, no existe una visita rutinaria a Costa Ballena, siempre se presencia algo especial.
Pasé media hora intentando sacar algunas fotos nítidas de los aviones roqueros que volaban a baja altura sobre el agua. Fue una tarea difícil, ya que las aves se movían muy rápido. Utilicé una velocidad de obturación de solo 1/1600 s para compensar una apertura de F/13. Con estos ajustes, la cámara utilizó un ISO automático de 6400, pero logré sacar algunas fotos decentes. No obstante, la próxima vez intentaré utilizar una velocidad de obturación mucho más rápida.
Ya tengo en las garras de los cernícalos una colección de presas muy variadas: golondrinas, gecos, saltamontes, pero hoy he añadido a eso una preciosa oruga. En la naturaleza, la belleza no salva la vida, por desgracia: el cernícalo comió deliciosamente su presa delante de mis ojos.
Hoy ha sido la primera vez después del verano que el frío se ha hecho notar claramente. Sin embargo, las bajas temperaturas y el viento helado no parecieron afectar a la presencia de muchas aves: conté 38 especies diferentes, un número alto pero normal para este fascinante lugar de observación de aves.
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